El documental, dirigido por Carmen Comadrán y producido por Tierravoz Producciones y TPA, se proyectó en el teatro de La Laboral el domingo 23 de noviembre.
El evento contó con una notable afluencia de espectadores a pesar de lo poco que acompañaron las circunstancias meteorológicas. La presentación corrió a cargo de María Cotillo, que dedicó unas bonitas palabras al largometraje y su directora ante un público que incluía a destacados representantes de organismos y entidades de la zona, entre los que se encontraban integrantes de TPA, cadena coproductora de la película.
Florianne Nguyen, la protagonista del documental residente en Asturias, acudió junto a varios de los amigos que la arropan en una de las escenas más emblemáticas alrededor del tejo. Fran Sueiro llegó desde Madrid acompañado de su pareja Concha Sanz, y se dejaron ver también otros personajes imprescindibles para la historia como Luis Rosales y Rosa Rubio, veteranos del pueblo que aportan su sabiduría y ternura a la narración.
La directora quiso agradecer a todos los asistentes su presencia, así como recordar el trabajo de los miembros del equipo y demás colaboradores en la tarea de mostrar y poner en valor la vida en entornos rurales. Con la emoción a flor de piel, destacó que muchos de los que allí se encontraban inspiraron las sensaciones y reflexiones que ella ha querido plasmar en imágenes gracias a las inquietudes y bellos momentos compartidos, y aprovechó para instar al público a la participación en el proyecto. Este incluye una serie de canales y plataformas donde intercambiar opiniones e historias relacionadas con los pueblos, tanto aquellas que tienen que ver con las satisfacciones que experimentan los que los habitan como las reivindicaciones que aún no han obtenido respuesta. Las redes sociales ya se están utilizando para canalizar los testimonios, principalmente Facebook y Twitter.
Tras la proyección hubo un coloquio donde los asistentes pudieron comentar sus impresiones sobre el largo. Posteriormente, el debate continuó ambientado por la música del grupo Fabes de Mayo, que puso otra banda sonora a escenas proyectadas sobre los muros del local. Los sonidos permitieron evocar distintas sensaciones observando las imágenes bajo una nueva perspectiva.